El Tiempo es el que es -Anaïs Schaaff y Javier Pascual-

No sé si os acordáis de aquella serie que daban en la dos, allá por el año 1995, Sliders (Salto al infinito en español), trataba de un grupo de personas que “saltaban” a mundos paralelos a través de un agujero de gusano.

Años después (2003), Timeline, donde un grupo de arqueólogos en plena excavación encuentran una cámara sellada y al abrirla descubren que hay una nota de su profesor pidiendo ayuda desde el año 1357, se convirtiría en una de mis películas favoritas y en 2008 con Fringe, me hice fan total de este género. Por eso, cuando me enteré que en España  (en España!!!) se iba hacer una serie que hablaba de viajes intertemporales, tenía que verla.

Este fue el inicio, una “llamada” que invitaba a abrir las puertas de la Historia a todo aquel que estuviera dispuesto a vivir un viaje distinto cada lunes por la noche. Así comienza,  El Ministerio del Tiempo.

Antes de nada, quiero dejar claro que soy fan, fan, pero fan de la serie, así que esta reseña  es un “venirse arriba en toda regla” y es que, viendo el resto de la parrilla televisiva actual, encontrarte de pronto con una serie como el Ministerio del Tiempo hizo que la fangirl que llevo dentro, se volviera loca de entusiasmo y quedara atrapada en sus redes ministeriales.

Ni que decir tiene, que la sigo desde el primer día de emisión. En ese momento, enganché a mi padre, (razón por la cual también disfruto mucho de ella,  ese ratico compartido y las conversaciones comentando capítulos, me encantan!!)  

Esta serie, tiene todos los ingredientes para que una grupie de alma y corazón, como yo, se enganche: Originalidad, género fantástico, aventuras, buenos personajes… pero si soy sincera, una de las cosas  con las que más disfruto y que para mí es lo que la diferencia del resto, es que el hilo conductor, es La Historia.

Federico García Lorca.

Historia nuestra, esa que muchas veces olvidamos pero que es importante recordar. Historias relegadas a un segundo plano, incluso a un tercero, que no aparecen en los libros, que no estudiamos de pequeños y que es necesario conocer.

Es una serie llena de curiosidades, referencias, guiños… repleta de alusiones a personajes literarios, históricos, sociales…sobre nuestro pasado.

Las Sinsombrero, mujeres olvidadas de la Generación del 27.

¿Un Ministerio que se encarga de preservar la Historia? Como planteamiento, da mucho juego, no sólo por la cantidad de historias distintas que pueden hacerse, sino porque te plantea cuestiones que van más allá, convirtiéndose, en ocasiones, en un dilema moral para los protagonistas… ¿Afectaría al presente o al futuro,  un cambio del pasado, por mínimo que fuera? ¿Y si pudieras salvar a un ser querido, serías capaz de mantenerte al margen? Estas y otras preguntas son planteadas en cada capítulo más allá de la trama central.

En mi opinión, la serie es totalmente didáctica, con la que es muy fácil conectar. Los personajes son geniales, no sobra ninguno, de hecho, y me pasa con muy pocas series, no veo a los actores, veo a Amelia,  Julián,  Alonso, Irene, Salvador, Ernesto, Angustias, Pacino (vuelveeeee), Blanca/Elena, Velázquez, Lope…. Todo eso hace que la historia, para mí,  sea creíble.

Personajes del Ministerio del Tiempo.

Los personajes, a pesar de representar épocas históricas muy distintas, forman un equipo unido, se respira camaradería por todos los ángulos y eso engancha… Es curioso, no? que nosotros viviendo en la misma época no nos pongamos de acuerdo la mayoría de las veces y personas de siglos distintos y tan diferentes logren puntos en común, trabajando en equipo. Esa, es otra lección que nos da la serie, o al menos la lectura que yo saco.

Hace unos días, comentaba que me habían regalado el libro “El Tiempo es el que es”, novela basada en el Ministerio del Tiempo.  

Lo he devorado en dos noches (y eso que racioné la lectura). Está escrito por Anaïs Schaaff –ha producido y escrito el Ministerio del Tiempo- y Javier Pascual -guionista-.

El contenido del libro se sitúa temporalmente entre los capítulos 19 y 20 de la segunda temporada, con lo cual si no sigues la serie, aparte de no enterarte de muchas cosas, tiene spoilers.  Quizá esa sea la parte negativa, que aquellos que no siguen los capítulos, no pueden disfrutar del libro.

Leer el “El Tiempo es el que es” es entrar en la serie. Mientras leía, no he podido dejar de imaginarme el despacho de Salvador, los pasillos, la entrada a las puertas, la música, los personajes,…quizás verla todos los lunes, facilite conectar tan rápidamente con la novela, porque nos movemos en un entorno familiar.

Está dividida en tres partes, con tres misiones diferentes pero interconectadas entre sí… En la primera viajamos hasta el año 780, de ahí pasamos a 1603 para finalmente “aterrizar” en 1943… Y hasta aquí puedo y debo contar, porque todo lo demás,  está clasificado, sería Spoiler.

He disfrutado de la lectura tanto como  disfruto cada lunes viendo la serie. Desde la primera página te sientes parte de estas tres misiones, como uno más del equipo. Lo bueno de la novela es que en cierto modo, podemos profundizar un poco más en los pensamientos de sus protagonistas, sus miedos, sus dudas, sentimientos… no podemos olvidar que estos personajes son muy humanos y precisamente esta trama paralela a la general, también es importante.  

Destacar además, que el libro, nos deja ver un trocito de la vida de Lola Mendieta. En la serie, sólo se intuye parte de su historia, pequeñas pinceladas que nos la dibujan como una de las mejores Agentes del Ministerio pero que por determinadas circunstancias, acaba siendo una “traidora”. En mi opinión no es una  villana al uso, porque le acabas cogiendo cariño. Como ella dice, «tiene su ética y su forma de hacer las cosas”, lo que no quiere decir que haga siempre lo correcto, pero a su modo, al final, siempre ayuda al Ministerio. 

Los creadores del Ministerio del Tiempo son Javier Olivares y su hermano Pablo. En el Prólogo, Javier nos cuenta cómo surgió la idea, cómo trabajando en equipo y con dedicación fueron desarrollando el proyecto. Leyéndolo, no puedo evitar pensar que fue Pablo Olivares  el primer Agente del Ministerio, y que junto a su hermano Javier, iniciaron la Primera Misión Ministérica: Llevar a cabo esta serie.  

Tanto en ella como en el libro, se respira un profundo amor, cariño y respeto… se respira aire idealista, aventurero, se respira intriga, misterio y ese toque de humor tan nuestro que hace que quieras ser partícipe de toda esta pequeña gran familia.

Así que, si me estás leyendo y no has visto la serie, te invito a que, “sin tapujos ni barreras…”, te atrevas a viajar por el pasado y adentrarte como uno más en El Ministerio del Tiempo. Y recuerda: Aquí, La Historia no se puede cambiar, pero el futuro siempre podemos mejorarlo.

Vale.

---

 Las imágenes del Ministerio del Tiempo están sacadas de las web oficial de la serie.